En el año 1992 el Papa Juan Pablo II decidió que cada 11 de febrero se celebrara la Jornada Mundial del Enfermo, debido a que este mismo día se corresponde con la festividad católica de la Virgen de Lourdes; a quién se le ha acreditado una amplia variedad de milagros en la cura de muchas personas que tenían sus días contados.
Durante este día se busca que toda persona se solidarice con los enfermos de su comunidad, llevándoles no solo medicinas, sino también sosiego y caridad cristiana.